Después de visitar este verano Cádiz y admirar la Santa Cueva con las pinturas de Goya, nos dirigimos a Sanlúcar de Barrameda, para conocer la ciudad y el Palacio de los Guzmanes y de Medina Sidonia, donde la Duquesa de Alba pasó dos años, de 1796-97, cumpliendo el luto por su viudedad.
Sanlúcar de Barrameda es una bella ciudad en la desembocadura del rio Guadalquivir, frente al Coto de Doñana, con un barrio alto al que se accede por la cuesta de Belén, para llegar a las casas principales e Iglesia de la Trinidad, junto a la que se encuentra el Palacio de los Guzmanes, hoy Palacio Ducal de Medina Sidonia, en el que se conserva el importante Archivo de la Casa, parte del mismo está dedicado a Hospedería.
Este Palacio comenzó a construirse en 1297, cuando Fernando IV concedió la villa de Solúcar a Alonso Perez de Guzmán. El edificio sufre los avatares de la historia de España, y con el descubrimiento de las Indias en 1492, los Reyes Católicos, que querían dominar a los señores de los puertos, casan a su nieta Ana de Aragón con el V Duque de Medina Sidonia. Muerto Fernando en 1516, Carlos V toma el poder como Emperador y Ana y el Duque se van a vivir de Sevilla a Sanlúcar en 1517, instalándose definitivamente en 1524, convirtiendo el Palacio en el centro neurálgico del Estado, comenzando a construir las nuevas dependencias, como la casa de damas….En el siglo XVII ya tiene el edificio la estructura actual. En 1644 Felipe IV despoja a los Guzmán de sus posesiones y se las traspasa al Duque de Medinaceli quien se instaló en el mismo, movilizó los archivos perdiéndose importantes documentos y deteriorándose las edificaciones. En 1645 se incorpora Sanlúcar a la Corona, y no es hasta que Pedro Alcántara de Guzmán quien lo heredó en 1739, se traslada con su madre para restaurar el Palacio, siendo visitado por Felipe V y luego por el Duque de Alba, con su esposa y su hija en viaje turístico.
En 1799 murió el Duque de Medina Sidonia sin descendencia y heredó José Alvarez de Toledo, sobrino en segundo grado, y no fue hasta 1796 en que éste se decidió a viajar a Andalucía para visitar sus nuevas posesiones, muriendo en Sevilla el 9 de junio. En ese momento, su esposa la Duquesa de Alba, se encuentra con él. Lo llevaron al Monasterio de los Jerónimos, patronato de Medina Sidonia, donde está enterrado. El 4 y 5 de septiembre se realizaron las exequias en Madrid. La Duquesa viuda se traslada con permiso de su cuñado al Palacio de Sanlúcar donde pasa dos años de luto.
Pero retornemos al verano de Madrid de 1795, en el mes de junio, en que Goya está en su estudio y de pronto lo visita la deseada Duquesa de Alba, a la que un cura sevillano en un soneto la llama Venus de España, para encargarle su retrato de cuerpo entero. El 2 de agosto Goya se lo cuenta en carta a Zapater, y da datos importantes como este contacto con la Casa de Alba, y le pinta la cara, según dice….nombra también al Duque de Alcudia, Manuel Godoy, quien el 4 de septiembre será oficialmente nombrado con el título de Príncipe de la Paz y que lo invita al Sitio de Roma. Habla del interés de Francisco Bayeu su cuñado, de ir a Zaragoza, pero está gravemente enfermo, se ha ido de cuerpo. Bayeu muere el 4 de agosto de 1795.
En ese momento Goya toca el poder absoluto, contacta con los de Alba y Godoy, quien adquiere poderes supremos en la corte y empieza su romance con una joven gaditana huérfana de dieciséis años, Pepita Tudó. Godoy lo protege, ha muerto su censor artístico, Bayeu. Su arte se libera, compra dos cuadernos de dibujo, uno de bolsillo, de 17 x 10 cm. y otro más grande, de 24 x 15 cm.
Goya realiza en 1795 un retrato del Duque sentado, que luego se convertirá en un precioso grabado a buril de Salvador Carmona, pinta también a su madre la Marquesa viuda de Villafranca, en un delicado retrato, con una rosa en el pecho. Mas tarde, pinta un nuevo retrato del Duque de cuerpo entero, apoyado sobre el pianoforte con una partitura de Haydn de quien era admirador. Finalmente, el esplendido retrato veraniego de la Duquesa de Alba, con vestido de gasa blanco, cinturón rojo y collar de coral. Se nota que Goya está deslumbrado por el personaje. Simultáneamente hace bocetos de la Duquesa y su entorno, a la aguada, en el cuaderno pequeño, realiza dos pequeñas pinturas domésticas, del ama de llaves riñendo a su niña, la Duquesa, y de la negrita Maria de la Luz y Luisito de Berganza tirando de la falda del ama de llaves.
Estos dibujos a la aguada de 1795 nos demuestran que Goya ya tiene en la cabeza los Caprichos, y los piensa realizar con la técnica grafica del aguatinta, la que usaban los artistas y grabadores ingleses para hacer las estampas satíricas y que seguramente vio Goya en casa de Sebastián Martinez en Cádiz en 1792.
En mayo de 1796 escribe Goya a su amigo el escultor Arali que piensa ir a Sanlúcar. Ya el Duque había partido para Andalucía a heredar en enero, otorgándole poderes a la Duquesa que permanece en Madrid. Solamente se traslada a Sevilla para cuidarle, al enfermar, regresando a Madrid para las exequias. Godoy se encuentra en su finca donada por los Reyes, El Sitio de Roma y seguramente Goya se trasladó al Sitio donde fue invitado y le pinta un retrato ecuestre con el rio Genil y sus posesiones al fondo, de las que estaba muy orgulloso. Goya viaja luego a Cádiz para realizar las pinturas de la Santa Cueva y para finales de diciembre y enero de 1797, se encuentra allí enfermo, según nos cuenta en su diario Leandro de Moratín, quien llegaba a Cádiz desde Inglaterra.
El 14 de febrero, tras la derrota de los navíos españoles por la flota inglesa, en el cabo de San Vicente, bombardean Cádiz. El 16 de febrero, la Duquesa en Sanlúcar hace testamento, dejándole a Javier de Goya diez reales diarios a ambos de por vida, es decir, Goya estaba en Sanlúcar pero no en el Palacio, como huésped, pues no hay constancia en los Archivos de su presencia allí. Lo que si puede ser es que estuviese en la casa que Godoy y Pepita Tudó tenían en Sanlúcar, esquina a la calle Misericordia, y que fuera a visitar a la de Alba viuda, pues en el álbum pequeño se encuentran dibujos de escenas de tabernas andaluzas y de la Duquesa de negro o de luto. Esta figura de negro le va a servir de icono para el llamado Álbum de Madrid, como protagonista de las escenas que nos quiere contar en los grabados, los Caprichos, identificándola en Volaverunt y en otro no publicado El sueño de la mentira y la inconstancia. A la vez realiza una pintura de una maja de negro asediada por un caballero.
Cuando Goya hace testamento en 1812, se cataloga una pintura grande de la Duquesa de Alba de negro, en un paisaje de una playa en el Coto de Doñana, y en el anillo se encuentra una licencia amorosa o un sueño, con los nombres de Goya y Alba, y en la arena escribe solo Goya. Esta ilusión de posesión dura unos segundos, pues las olas o el viento borrarán estos sueños. ¿Estuvo realmente enamorado el pintor de la más noble y deseada mujer? ¿Le dio motivos Cayetana para que se hiciera ilusiones en estos dos años de amistad y contacto artístico? Lo que sí es verdad es que después de su sordera, la de Alba hizo que en la obra de Goya entrara la belleza y el esperpento y se llenara toda su obra de Eros y Tanatos. ¿Le pasaría a Goya con la Duquesa como aquellos versos de Neruda,… es tan corto el amor y es tan largo el olvido….
Carlos Barboza Vargas
Teresa Grasa Jordán