Desde la Villa de la Reina, palacete barroco que fue proyectado por Ascanio Vitozzi, en 1620 y terminado en el siglo XVIII por Filippo Juvarra, y donde se encuentran pinturas murales de Conrado Giaquinto tan admirado por Goya, se puede ver una espléndida panorámica de la ciudad de Turín, con los Alpes al fondo de la llanura piamontesa. Dentro del conjunto de edificios que conforman la ciudad, destaca una bóveda solapada que termina en una aguja, es La Mole Antonelliana, de la que los turineses se sienten orgullosos y constituye uno de los símbolos de la ciudad. Este edificio fue proyectado por el arquitecto Alessandro Antonelli, para albergar una Sinagoga, en 1863. El fin religioso para el que fue creado no tuvo continuidad, y el edificio fue cedido por la comunidad israelita al Ayuntamiento, en 1877. Este edificio de 167,5 metros de altura se convirtió en el más alto de Italia y fue completado en 1900.
Para visitarlo, partiendo desde el Palacete de la Reina, recién restaurado, y que fue Escuela de Niñas, se tiene que atravesar el rio Po, cruzar la Plaza de Vittorio Veneto y continuar por la Via Po, y girar a la derecha en la calle Montebello, apareciendo esta espléndida edificación. Durante el trayecto por las calles de Turín, hay carteles de Marilyn que invitan a visitar este lugar hoy convertido en Museo Nacional del Cine.
El Museo del Cine que alberga actualmente la Mole Antonelliana, fue fundado en 1942 por Maria Adriana Prolo y cuenta con más de 7.000 películas, 100 linternas mágicas y unos 300.000 carteles. Todo este material ha sido puesto en forma didáctica en una instalación realizada por François Confino, y en el centro del mismo, en la Sala del Templo bajo una bóveda de 63 metros, atravesada por un ascensor de cristal, se proyectan toda clase de películas.
Al recorrer este laberinto histórico se puede uno dar cuenta de que el cine nace con las manos. Al igual que la pintura en las cuevas, las sombras que proyectaba el fuego servían para ver imágenes en movimiento, con las manos se pueden imitar los
animales y seres, proyectados en la pared, ya Platón hablaba de estas sombras en su Cueva. Luego vienen las sombras chinescas y los recortables que servían para dar mas similitud a las imágenes, porque el hombre lo que quiere es acaparar estas sombras para repetirlas hasta el infinito, comenzando a crear instrumentos en los cuales los artistas plásticos colaboran en esta evolución, en especial, los dibujantes y grabadores. El invento de la Cámara oscura es el primer intento de reflejar la Naturaleza en una superficie, las esferas de metal perforadas, luego mas tarde aparece la Linterna mágica. Se puede uno así sumergir en este mundo fascinante de las vistas ópticas coloreadas que es un espectáculo del siglo XVIII donde el espectador puede viajar por mundos lejanos.
Se asiste al nacimiento de la fotografía y a la producción de imágenes en movimiento, a través del estroboscopio, zootropo, praxinoscopio, y otros ingenios basados en la persistencia de las imágenes en al retina. Se exponen daguerrotipos, ambrotipos, calotipos, y todo tipo de cámaras fotográficas y sus accesorios y materiales, como el celuloide, con lo que nos iniciamos en el concepto de captar una imagen en un momento, y retenerla físicamente en un soporte para conservarla para el futuro, abriendo el campo a los inventos posteriores en el que se une la captación de sucesivas imágenes y proyección y visualización de las mismas, es decir, el nacimiento del cine. El camino iniciado por Thomas Edison en 1891 con la invención del kinestoscopio, culmina con el mecanismo patentado en París por los hermanos Augusto y Luis Lumière, el 13 de febrero de 1894, el Cinematógrafo. A partir de aquí se observan todos los progresos que ha hecho el cine, el espectáculo visual por excelencia, el Séptimo Arte.
Alrededor de la sala central, se encuentra una rampa donde se exponen fotografías de actores y actrices del cine pertenecientes a la colección Magnum, donde destaca la presencia de Marilyn Monroe, en especial las fotografías tomadas durante el rodaje de la película del director Willy Wilder, rodada en 1955, The Seven Year Itch, llamada en España La tentación vive arriba, y en Italia, Quando la moglie è in vacanza. La famosa y repetida escena representa a Marilyn con su acompañante a la salida de un cine en una calle de Nueva York, y en el momento en que la actriz vestida del blanco, se detiene sobre uno de los respiraderos del metro, y mientras éste pasa, le levanta la falda. Esta imagen es la que se utiliza como reclamo en un cartel que anuncia la exposición y que se encuentra por las calles de Turín.
Estas fotografías me llevan a recordar mi exposición en el vestíbulo del Teatro Nacional de Costa Rica el 12 de septiembre de 1989, que titulé Recordando a Marilyn y a la que la poetisa aragonesa Ana María Navales me aportó un poema sobre Marilyn para el catálogo, que dice así:
En tu dormitorio blanco, vértigo y luz,
Te desnudabas de muerte cada luna.
Un vendaval de manos y de ojos,
rio abajo, al encuentro de mares imposibles,
escondían el nombre en la caricia húmeda
de la piel y el perfume de los sueños.
La tristeza cargada de abalorios
dejaba soles de plata en las esquinas
y era el olvido brillo de diamantes
y sangre en la herida de los labios.
Todavía hay en el corazón del hombre
un reflejo de rubia melena, un Niágara
oculto que al alba despierta tu cuerpo
tendido en las sábanas del mundo.
Ana María Navales
Carlos Barboza Vargas.