Mi padre Hércole me llevó por primera vez en tren a Puntarenas, siendo yo muy niño. Esa experiencia es inolvidable, ya que viajar en tren eléctrico era lo máximo, y en Costa Rica toda una aventura tropical. Se salía de la Estación de San José y después de varios pitidos, comenzaba a andar toda esa mole de hierro, despacio, atravesando los últimos barrios y caseríos de la ciudad, para continuar por el Valle Central, entre cafetales y montañas. Después, lentamente, pasaba los puentes de hierro hasta llegar al gran y maravilloso puente sobre el Río Grande de Tárcoles, de unos 100 metros de altura que, en un determinado momento, daba la sensación de que el tren volaba, ya que no había referencias del puente dada la altura de los vagones. Se llegaba a una de las estaciones principales del recorrido, la de Río Grande de Atenas, patria de mi madre, Elia, y cuyos hermanos mayores vieron construir el puente. En dicha estación, el tren se detenía media hora, y allí se vendían toda clase de frutas tropicales, mangos, caimitos, marañones, plátanos, piña, empanadillas, gallopinto, tamales, refrescos de tamarindo, cajetas de leche……. una delicia para el paladar y el estómago infantil. Se pasaba luego por Orotina y antes de llegar a su destino, se cruzaba el río Barranca, y de pronto, antes de alcanzar la península de Puntarenas, en la parte mas estrecha donde casi se juntaba el estero con el mar, el tren parecía que navegaba sobre el agua, hasta entrar de nuevo en tierra y detenerse en la estación de Puntarenas.
Todos estos recuerdos se agolparon al ver la Exposición de los 150 años de la Llegada del Ferrocarril a Zaragoza, el 16 de septiembre de 1861, desde Monzón. En Costa Rica se comienza a construir la primera línea ferroviaria en 1854, terminándose en 1910 en San José, creándose así el llamado Canal Seco, uniéndose comercialmente los dos océanos por tren , entre los puertos de Puntarenas y Limón. Este proceso de construcción está muy bien explicado en la publicación El Tren, otoño de 1992-1993, Nº 11-12, en un especial dedicado a Costa Rica, con material fotográfico y textos de mi amigo el arquitecto José María Valero, quien proyectó la Estación de Delicias, cuando estuvo en labores de restauración en el Teatro Nacional de Costa Rica y contacto allí con los Amigos del Ferrocarril del país.
En el libro 150 años del ferrocarril en Zaragoza, del Catedrático Luis Lezaún Martinez de Ubago, en la página 23, figura 12, se encuentra una foto de Aurelio Grasa, Choque de trenes en el Arrabal. Aspecto de los vagones después del choque de trenes en la Estación del Arrabal, publicada en Heraldo de Aragón, 14 de abril de 1913 y en ABC de Madrid, 15 de abril de 1913. Este libro se va a presentar dentro de los actos conmemorativos de este acontecimiento.
La Exposición consta de una serie de fotografías sobre las diversas épocas del tren, relacionadas con la capital de Aragón, hay maquetas de máquinas, modelos en miniatura de trenes, planos, aparatos usados en el oficio, una bicicleta para trasladarse por los raíles, vestimenta de los trabajadores, faroles… La FNMT ha editado un sello, y el CIIAR un timbre y una postal, para recordarnos la importancia que ha tenido y tiene el tren en el desarrollo cultural y comercial de los países. Una exposición llena de detalles que vale la pena visitar, para que los recuerdos de los largos y bellos viajes en tren no se nos olviden.
Carlos Barboza Vargas